Carisma y espiritualidad
San Juan de Mata, fundador de la orden santísima trinidad
El nacimiento de las hermanas Trinitarias, tiene un fuerte impulso fundacional, marcadamente trinitario. Fundadas por el P. Miquel Ferrer i Bauçà, fraile Trinitario, cuya fuente inspiradora está en la Regla de San Juan de Mata, fundador de la ORDEN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD (S. XIII)
San Juan de Mata, nació en Provenza, sur de Francia, en el año 1160. Hizo sus primeros estudios en su tierra natal para proseguir su formación en la famosa Escuela de la Catedral de Paris, la Universidad de “La Sorbona”, donde logró conseguir el título de maestro y enseñar algunos años con mucha aprobación de sus discípulos.
Vivió esos años en medio del ardor y entusiasmo general por los acontecimientos provocados por las Cruzadas. Sufrió con amargura la pérdida de Jerusalén en manos de los musulmanes el año 1187 . Observa estos acontecimientos con una mirada más evangélica, en los miles de cruzados que quedaban en manos de los musulmanes con el evidente peligro de perder la fe cristiana. El sufrimiento de estos pobres esclavos le lleva a hacerse sacerdote y a retirarse a CERFROID, cerca de Paris.
Una orden bajo el signo de la liberación
En su primera misa el año 1193, verá al Señor que se presenta como intercambiando un esclavo cristiano y un esclavo musulmán, como símbolo de la voluntad de Dios, sobre su vida. Antes de morir quiso dejar en herencia a sus hermanos un “signo”de la inspiración , de la experiencia crucial que dio origen a su obra y debería ser fuente permanente de su identidad. Un signo que tradujera en imágenes lo que la Regla había expresado en palabras. Y lo hizo encargando personalmente, para la fachada de la casa de Roma, un precioso mosaico con la imagen del Redentor en actitud de liberar de sus cadenas a dos cautivos, y de canjearlos el uno por el otro.
Aprobación de la orden de la santísima trinidad
Fue en el año 1198 que se dirige a Roma, para pedir la aprobación del Papa Inocencio III. El Papa lo recibirá, pero ante una petición de la aprobación de una Regla tan novedosa y que en muchos aspectos se alejaba de las reglas monásticas entonces en uso, como las de S. Benito o San Agustín u otras, le recomendará que consulte con otras autoridades eclesiales. Con este dictamen volverá San Juan de Mata a Roma, donde el Papa le recibe de nuevo y le concede la aprobación de la Regla por lo tanto de la Orden, el día 17 de Diciembre del año 1198
Beber de la fuente del carisma original
El P. Miquel Ferrer cree que la Regla Trinitaria, después de seis siglos, es también válida para las mujeres y por eso impulsa la fundación de las Trinitarias de Mallorca para que revelen desde sus vidas y sus obras el rostro de Dios y su acción liberadora. Así pues actualiza el Carisma Trinitario en la primera Regla que da a las Trinitarias y esta actualización viene explicitada de la siguiente manera:
- Alabanza y comunión. Amor y diálogo para dar testimonio del Dios Trinidad, con las obras primero y la alabanza…
- Dedicarse a la enseñanza de niñas y mujeres pobres, y otras obras de misericordia
- Trabajar para vivir, y cuando se tenga suficiente “trabajar para socorrer los hospitales de la religión que para cautivos cristianos subsisten en tierras de infieles”. Radical intención de caridad hacia los más pobres
- Igualdad entre las hermanas, viviendo la autoridad como servicio. Respetando las diferencias.
- Diálogo comunitario y “revisión de vida” con corrección fraterna en “capítulo mensual”.
- Hospitalidad
Espiritualidad
Nuestra espiritualidad se traduce en:
- Una especial consagración a la Santísima Trinidad, expresada en una vida religiosa comunitaria que refleje, dentro de la diversidad de sus miembros, la unidad y el amor de Dios Comunidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo..
- La caridad redentora – liberadora, expresada, con sencillez, en el servicio a los hermanos/as necesitados/as a través de la misión que realizamos.
Nos concebimos como:
Mujeres de fuerte experiencia de Dios Trinidad, integrando contemplación-misión.
Mujeres preocupadas por las personas, de manera especial por los más excluidos, denunciando con nuestra vida, las injusticias y comprometidas en la misión liberadora de Jesús.
Mujeres creadoras de vida, comunión y unidad en los lugares en donde estamos presentes.
Mujeres constituidas en comunidades acogedoras, sencillas y abiertas.
Mujeres constructoras de unidad en la pluralidad, lo que supone resolver el conflicto mediante el perdón, la misericordia y la tolerancia.
Mujeres entregadas al trabajo como medio para subsistir y compartir.
Mujeres “signos proféticos”, sin miedo al riesgo, trabajando por la promoción humana y cristiana.